Monday, June 17, 2013

Dos Veces

Dos veces. Dos veces. Dos veces. Nunca tres veces, nunca cuatro veces, o cinco, o seis, nunca ochenta mil. Siempre eran dos veces. Dos veces. Dos veces. Y justo ese día Roberto venia cruzado. Justo ese día Roberto se había quedado dormido. Justo ese día Roberto no había desayunado. Justo ese día Roberto había tenido que salir corriendo. Justo ese día Roberto había perdido el tren. Justo ese día no era el día para que sean dos veces, otra vez más. Sin embargo ese día fueron dos veces, como siempre, porque así era siempre. 
Tuvieron que agarrarlo entre cinco. Tuvieron que llamar a la policía, a la ambulancia, a la mujer, a todos. Al final el médico tuvo que darle pastillas. Roberto nunca volvió a ser el mismo. 
Igual siguen siendo dos veces. Una y dos, nunca tres, nunca cuatro, nunca cinco. Nunca ochenta mil, solo dos. Todas las veces. Siempre.

Tuesday, June 4, 2013

Tortas heladas

Gerardo es Maestro Pastelero, en jefe, de la planta de Ushuaia. Es responsable de toda la producción de tortas heladas que van para Buenos Aires, y el resto del país. Gerardo hizo poner la planta principal ahí, dice que la temperatura ahí es la ideal para la producción. Gerardo supervisa, personalmente, cada partida de tortas heladas que sale de la planta. Gerardo estudió en Europa, en las mejores escuelas. Gerardo es un Maestro Pastelero de los de antes, de los que pueden ver la torta mirando la lista de ingredientes.
El Director de Marketing de Buenos Aires tuvo una idea genial. ¿Quién tiene tiempo hoy? Nadie. ¿Quién tiene tiempo, hoy, para sentarse a comer una torta? Hoy, el café, se toma en el auto. Hoy todo tiene que ser más fácil, más dinámico, más libre, más moderno. Inventó un nuevo producto, un batido de torta helada. Todo un pedazo de torta, licuado, servido en un vaso de plástico con agujero, para tomarlo en el auto, o caminando, o hasta sentado, pero donde uno quiera.
Gerardo, un día, viajó a Buenos Aires, por que si, solo para visitar amigos. Esa tarde entró en uno de los locales donde venden su producción. Pidió una porción de torta helada, su favorita, pero le ofrecieron otra cosa.
Al Director de Marketing lo encontraron muerto en su oficina. Tenía dos cucharas de madera clavadas en el pecho y toda la cara cubierta de crema pastelera. El crimen nunca se resolvió.
Gerardo ya está retirado. Vive en una cabaña, en las afueras de Bariloche. Hace tortas todo el día, porque quiere, y porque le gusta. No las vende. A veces regala alguna, pero la mayoría las termina embalando bien y tirando con cuidado. Nunca más volvió a viajar a Buenos Aires.